domingo, 6 de noviembre de 2011

CAPITULO DOS

Miré los vestidos con cara rara. Ninguno me gustaba.
Quizá el rosa nº12... o el amarillo nº2...
No, muchas chicas estaban cogiendo esos.
Miré el verde nº7, pero me recordó a la Loma y decidí no cogerlo. Todos parecían haberlo olvidado, pero en mi cabeza seguía el recuerdo.
Entonces lo vi.

Era escote corazón, con una cinta de seda ciñendo la cintura. La falda de gasa suave llegaba hasta los pies, y caía con gracia. Era todo negro. Era perfecto.
-Mamá... -la llamé. Ella me miró. Sostenía uno muy soso de color azul. Yo le enseñé el negro, y me miró con precaución.
-Saskia, ¿te gusta de verdad? -me preguntó. Yo asentí y ella suspiró. Le pasó el código del vestido a la funcionaria que nos atendía, y con sorpresa, la mujer, joven y pelirroja, me entregó la caja marrón.
-Es extraño -me comentó con una sonrisa algo forzada -, tenías más probabilidades de elegir el verde nº 7, pero éste iba tercero en la clasificación, así que tampoco te has de preocupar -dijo. "Claro, pero yo todavía recuerdo lo que pasó, y es demasiado doloroso", pensé, mientras mi madre se despedía de la funcionaria.

Cogimos el tren aéreo hacia el Ayuntamiento, y allí, entregué a un funcionario del ala de Emparejamientos mi microficha. El hombre sonrió cuando le dije mi nombre.
-Ah, entonces tu padre es el directo del ala de Emparejamientos de éste Ayuntamiento, ¿verdad? -me preguntó. Yo asentí. Roald White era mi padre.
Salimos del Ayuntamiento, y mi madre me dio la mano.
-Mañana es el gran día.
Yo volví a asentir. Mañana era el gran día.

3 comentarios:

  1. Se pone interesante, interesante... Tengo ganas de que pongas la otra parte!!!

    ResponderEliminar
  2. Jemily pasate por mi blog, tienes una sorpresita :)

    ResponderEliminar
  3. Hola tienes un bonito espacio.
    te deseo una buena semana.
    saludos.

    ResponderEliminar